lunes, 9 de octubre de 2017

PRACTICAR LA FELICIDAD

Mucho se habla del viaje a la felicidad o la búsqueda de la felicidad.

Pero la felicidad, más que una llegada a ningún sitio o un encuentro con algo, reside en el viaje, en la misma búsqueda.

La felicidad es un siendo que se manifiesta a través de un haciendo (o un no haciendo nada, que a veces cuesta más trabajo que el hacer).

Y, entonces, sólo entonces, si entendemos, sólo si entendemos, por fin, de una vez, que la felicidad es un hábito y como tal se desarrolla y fortalece a través de la práctica, cobrará más sentido y significado para nosotros que:

Hagamos más
aquello que más nos hace sentir mejor.

Como por ejemplo:

Recordar los buenos momentos.

Jugar, reír, cantar, bailar, descansar...

Mostrar afecto y expresar gratitud.

Pararse y observar las maravillas que nos rodean con nuestros cinco sentidos.

Tomarte tu tiempo para saborear: una comida, un beso, un momento.

Tener orgasmos, sexuales y no sexuales. Estallar de placer y dicha por cualquier cosa.

Viajar: en tren, en barco, en avión, en libro, en imaginación...

Hablar de lo que te interesa. Gozar del silencio.

Trabajar en lo que te apasiona, ponerle pasión a tu trabajo.

Mirar al futuro con ilusión.

No son unos malos "10 mandamientos". Pero es posible que mucha gente esté pensando ahora mismo que esto es más que obvio y que no hace falta ser psicólogo en ejercicio para saberlo.

Sin embargo, como psicólogo en ejercicio, te invito a hacerte estas preguntas:

¿Cuántas horas de la semana practicas la queja? ¿La preocupación? ¿La crítica y autocrítica? ¿La insatisfacción? ¿El enfado? ¿Los "debos" autoimpuestos? ¿La autoexigencia excesiva? ¿La culpa? ¿Las prisas? ¿Las relaciones tóxicas? ¿El no estar presente? ¿La represión emocional? ¿La... infelicidad?

A veces la función de un psicólogo no consiste tanto en enseñar como... en recordar.

Que la psicología muchas veces va de sustituir hábitos que no funcionan por los que funcionan.

Que lo obvio, precisamente por ser obvio, merece ser recordado, porque es lo que más tendemos a olvidar.

Y que lo verdaderamente importante, es aquello que te hace sentir bien.

Que practiques mucho. Un abrazo.

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