lunes, 23 de enero de 2017

LA CULPA ME MATA TRAS HABERME SEPARADO DE MI PAREJA

Desde 2015 tengo el orgullo de formar parte del APOL: el servicio de Apoyo Psicológico On Line de la Fundación Punset. Una selección de psicólogos de toda España que contestamos consultas en torno a problemas de depresión, ansiedad, estrés, pareja, desamor, y muchos otros.

Desde entonces, una gran cantidad de trabajo, más de 150 consultas publicadas, y una enorme experiencia de aprendizaje que me llevo y que quiero compartir contigo, publicando algunas de las consultas más destacadas que he tenido la oportunidad de contestar.
Esta semana: La culpa me mata tras haberme separado de mi pareja. Creo que es un fenómeno bastante habitual y por eso espero que este caso ayude a muchas personas. Un abrazo.

CONSULTA

Poco antes de que mi tercer hijo cumpliera su primer año, no sé por qué, la vida, el destino. ... se me cruza en el camino alguien y al poco tiempo ya estaba totalmente enamorado. Me separo, comienzo esta relación y a día de hoy estamos muy enamorados y con muchos proyectos. El problema que tengo es con mi ex y los niños: no me quieren más, ni quieren verme, la madre les llena la cabeza de ideas en mi contra, ni sé si con razón o no. Yo amo con toda mi alma a mis hijos y no quiero perderlos por nada del mundo. No sé si lo que me pasó o la decisión que tomé de separarme está bien o mal, el tiempo lo dirá, pero hay veces en que la culpa me mata por no haberme quedado quieto y dejar las cosas como estaban. Tengo sentimientos encontrados que me están destruyendo...

RESPUESTA

Vamos a empezar por esos sentimientos de culpa que tanto daño te están haciendo. Hazte la siguiente pregunta: ¿qué decisión fue la que tomaste tú, la de no volver a ver a tus hijos, o la de unirte a una persona de la que te has enamorado? ¿Es posible entonces que te estés echando la culpa por una decisión que no has tomado tú? Y: ¿está la culpa solucionando el problema, haciendo posible el acercamiento con tus hijos, o al contrario mantiene focalizada tu atención sobre el problema o carencia, sin hacer posible de este modo una búsqueda efectiva de soluciones?

La culpa es una emoción y como tal, no es buena ni mala, es humana. Las emociones cumplen una función, y en el caso de la culpa, facilita la empatía, el darnos cuenta del daño hecho, y por tanto, facilita también el llevar a cabo una conducta reparadora para compensar o corregir ese daño. Precisamente la facilitación emocional es uno de los componentes de la Inteligencia Emocional y se refiere a cuando nuestras emociones nos facilitan procesos cognitivos de mayor calidad, como un mejor proceso de toma de decisiones.

Un fenómeno cognitivo que nos demuestra que la culpa está siendo disfuncional, es el pensamiento rumiativo: darle vueltas y vueltas a un problema o suceso sin buscar una solución. Y es precisamente la búsqueda de soluciones la que nos puede sacar de ese proceso rumiativo. Así que en lugar de preguntarte si hiciste bien, si deberías haber actuado de otra forma, o por qué lo hiciste, asume que tomaste una decisión, que esa decisión no implica necesariamente separarte de tus hijos, y pregúntate qué puedes hacer en el aquí y ahora para conseguir lo que quieres, que no es otra cosa que recuperarles. Ánimo, un abrazo.

lunes, 16 de enero de 2017

COSAS QUE HACEMOS MAL CUANDO NOS DA UN BAJÓN

Hoy es Blue Monday. Ya sabéis, el día más triste del año según un científico que creó una ecuación en la que tenía en cuenta el clima, la disponibilidad de dinero tras las fiestas (Cuesta de Enero lo llamamos aquí), y la confirmación del fracaso de los propósitos del nuevo año: ya me fumé mi primer cigarrillo, ya dejé de ir al gimnasio...

Por supuesto, esta teoría no hay que tomársela en serio, hoy puede ser el día más triste del año como también el más alegre dependiendo de quién seas, qué haya pasado y sobre todo, cómo lo hayas afrontado.

Pero oye, a mí esta moda del Blue Monday al menos me sirve para no comerme mucho el tarro a la hora de elegir tema para escribir mi post semanal: la tristeza.

Pero a diferencia del año pasado, en el que daba consejos para salir de estados depresivos, ahora me centraré en qué solemos hacer mal cuando nos dan esos, como solemos llamar coloquialmente, "temidos" bajones. Es decir, qué no hay que hacer cuando estamos mal, a no ser que queramos ponernos peor.

Atención, porque te puedes ver muy identificada/identificado en este, por decirlo de una manera suave,  descenso a los infiernos de la melancolía extrema y adictiva. Si es así, ya sabes, te vendrá muy bien no seguir haciendo nada de lo que viene a continuación:

1. Dramatizar. Sentir tristeza es lo más normal del mundo, hoy y cualquier otro día del año, así que permítetelo. En el momento en el que sobrevaloramos nuestros momentos de flaqueza emocional, aumentamos sin saberlo el impacto negativo que tienen sobre nosotros.

2. Identificarte. Pensamientos como: "Soy un amargado, mi vida es una mierda..." implican asignarte una identidad o un rasgo estable a partir de un evento inestable. Estás triste, no infieras nada permanente sobre ti o tu vida por ello, es normal, se pasará. Precisamente...

3. Pensar que no se pasará. Las emociones son transitorias. Sin embargo, podemos llegar a pensar "Ya está, esto es lo que toca, a partir de ahora, siempre así". Warning! Ésa es la 1ª puerta de entrada hacia la depresión: la indefensión, pensar que que haga lo que haga, no cambiará. Mentira. Cambia. Quizá no cuando tú quieras, pero siempre si tú quieres.

4. Compararte. Esto es en realidad un mal hábito siempre, así que cuando "estamos depres" mucho peor todavía: "Todo el mundo es feliz menos yo, todos tienen la vida que quieren, los demás no lo pasan tan mal..." Habría que analizar el estudio estadístico en el que te basas para llegar a tales afirmaciones. : /

5. Reprimir tus emociones. Es decir, negar que te sientes así, no permitirte llorar, decirte a ti misma: "Tienes que ser fuerte, baby". Conozco a un montón de personas con una fortaleza increíble y muchas de ellas han llorado delante mía. Al negar algo lo sobrevaloramos (recordar Primer Punto), al aceptarlo lo normalizamos, y llorar sirve para curar y cuando uno está curado está mejor preparado para afrontar nuevos retos.

6. Recurrir a la adicción. Comida, compras, drogas, sexo... Quizá lo último no sea tan malo. Es broma. Cuando recurrimos a ciertas conductas de una manera compulsiva como forma de evitación, para no afrontar nuestros conflictos o no tener que aceptar nuestras emociones, el problema lejos de solucionarse, se mantiene y se agrava. La salida de dolor es a través del propio dolor. Y estas conductas compulsivas se suelen hacer para huir del dolor.

7. Meternos en la cama. Es decir, hacer caso a la emoción. Cuidado, un día en la cama tras un bajón puede ser buenísimo. Pero una semana no. Porque normalmente tenemos cosas que hacer, ¿a que sí? Las emociones suelen hacer una llamada a la acción o a la inacción: si nos llama a llorar es bueno, pero si nos llama a hacer cambios que suponen una interferencia grave en la vida que desearíamos llevar si no estuviera esa emoción presente, no hay que hacerle caso. La emoción puede estar, pero no por ello debemos cederle el control de nuestra vida.

8. No salir. Es decir, dejar de hacer cosas que te gustan, como salir o practicar un hobby, o ponerte a cantar en la ducha. Si no te apetece, no lo hagas, no te presiones a hacer algo que no te apetece hacer. Pero puede que en el fondo sí te apetezca y que lo único que te lo impide son creencias irracionales o  sentimientos de culpabilidad injustificados. En los malos momentos: tienes todo el derecho del mundo tanto a quedarte en la cama llorando (un día) como a salir de fiesta y liarla parda.

9. Pagarlo con los demás. Reconozcámoslo, estar de bajón es lo más natural del mundo, sí, vale, pero cuando estamos de bajón, mmm... No solemos ofrecer la mejor versión de nosotros mismos. Y al final pagamos nuestra tristeza, o más bien nuestra frustración por sentir tristeza (y de nuevo recordar Punto 1), con quienes más queremos, y donde había un problema ahora hay un follón. Un "hoy no estoy pa´nadie" a tiempo, puede salvar muchos matrimonios, amistades e incluso relaciones con los cuñados.

10. Perder el sentido del humor. Una de las cosas que me han enseñado mis pacientes y que más admiro y valoro, es su capacidad para sacar una sonrisa después de una llorera porque me acababan de contar una experiencia muy dolorosa para ellos. Permítete estar triste, que no pasa nada, porque se pasa, pero por nada del mundo te permitas, ni siquiera en los momentos tristes, perder la sonrisa. 

Y si se pierde que vuelva pronto, eh, porque es de las cosas más bonitas que tienes. ¡Un abrazo y que tengas un feliz o triste o lo que te dé la gana a ti Blue Monday!
 

miércoles, 11 de enero de 2017

LA TORMENTA INTERIOR

Imagina la siguiente escena visual:

Un barco en medio de una fuerte tormenta. Y el capitán en cubierta alzando los brazos y vociferando rabioso a las olas, de manera que no sabríamos distinguir quién de los dos está más descontrolado: si la tormenta o él.

Imagina ahora la misma escena pero esta vez el capitán consigue dominar su furia. Está tranquilo, calmado, a pesar de que todo a su alrededor no para de moverse y de ser una amenaza para su integridad. Acepta que está en peligro, que puede morir, pero es esa aceptación (que no resignación) lo que le permite dirigir su energía a tratar de controlar el barco para salvarse y no morir ahogado.

Ambos capitanes pueden sucumbir al poder de la tempestad. Pero uno de ellos tiene más probabilidades de no hacerlo. Y si al final es derrotado, al menos, se irá en paz.

Nuestro Universo Emocional a veces se transforma en una poderosa tormenta. Podemos dejarnos arrastrar por ella, y entonces es cuando la tristeza se convierte en depresión, el miedo en ansiedad, la incertidumbre en estrés y la ira en violencia. O podemos simplemente aceptar la presencia de la tormenta para dirigir nuestra energía en encontrar paz.

Si no acepto la presencia de la tormenta, dirigiré toda mi energía en negarla y en repudiarla, y mi rabia, mi frustración o mi impotencia se fundirán con la energía de la tormenta. Todo se volverá Uno, contra mí.

Es cuando acepto, cuando dejo de perder el tiempo en negar lo que es, cuando entonces puedo dirigir mis pensamientos y acciones a transformar lo que es. Coger el timón y mantenerme a flote, hasta conseguir llegar a aguas calmadas.

A veces se necesita tiempo, paciencia y mucha esperanza. A veces nos ahogamos...

Pero créeme, 
aunque todo esté mal ahí afuera, o ahí dentro, 
no dejas de ser capitán de tu barco, por muy fuerte que sople la tormenta.

A través del Mindfulness en Emociones nos proponemos observar nuestro propio Universo Emocional desde fuera, para llegar a aceptarlo, y a partir de esa aceptación, transformarlo. Este sábado 14/01  por la mañana haré un taller para, a través de ejercicios de meditación, entrenar esta capacidad de la Atención Plena sobre nuestro mundo interior. Te dejo aquí más info.

Si estás en Málaga durante esta fecha, te espero. Tanto si sí como si no, te deseo, ya sea a veces por aguas calmadas y otras por aguas más revoltosas, que tengas muy buen viaje.

Y un abrazo. 

miércoles, 4 de enero de 2017

LO MEJOR DEL 2016 (y III)

Oro, mirra e incienso fueron los regalos de los Reyes Magos.

Con la tradición, eso evolucionó a: colonias, videojuegos y calcetines, en muchos de los casos.

Pero tradiciones hay muchas, y existe por ejemplo la tradición que dice que los mejores regalos no se pueden tocar, porque las mejores cosas de la vida, no son cosas.

Yo por eso te deseo que en este 2017 te regales mucho tiempo, que te regales mucho amor, y que te regales ilusiones que se transformen en acciones.

Y acompaño este deseo de la última recopilación de las mejores frases, artículos y vídeos publicados en mi Página de Facebook durante el 2016.

Porque lo dicho, las mejores cosas de la vida, no son cosas:




Reveladora charla TED sobre el estrés. Kelly McGonigal:




La importancia de la creatividad en las escuelas. Artículo que explica la visión del genial Ken Robinson. Incluye vídeos de sus charlas en TED. Imprescindible:





Álex Rovira: las falsas creencias.





Patricia Ramírez: el Efecto Pigmalión y la Profecía Autocumplida.