martes, 21 de abril de 2015

ACEPTAR LA PARTE INJUSTA DE LA VIDA

Os propongo reflexionar un momento sobre la siguiente frase:


Veamos sus posibles implicaciones:
  • No implica que haya que ser mala persona.
  • No implica que para ir a una corrida de toros debas hacerte vegetariano para que el toro no te ataque.
  • Implica ACEPTAR que la vida a veces puede tratarte mal... Hagas lo que hagas.
Sin embargo, esta verdad cuesta mucho asumirla. Nos resistimos a aceptar. Y esa resistencia nos agota y a veces nos hunde en desesperación.

No es difícil, por ejemplo, imaginarse a alguien convencido de que si mantiene una actitud positiva y se esfuerza y persevera, las cosas le saldrán bien, y que sin embargo, tras un par de fracasos consecutivos, ese optimismo que le caracterizaba se convierta en indefensión aprendida.

Indefensión aprendida = Haga lo que haga no servirá de nada (Resignación).
Aceptar = ESTO no ha servido de nada.

Cuando no aceptamos los sucesos negativos en nuestra vida, ya sean fracasos, pérdidas o traumas, es porque nos aferramos a las expectativas que teníamos. De tal manera que no dejamos de pensar: "Esto no debería haber pasado". No debería haberse terminado, no debería haberme tocado a mí, no debería haber sido así.

Debería. ¿Quién es el que debe nada a nadie? ¿El Universo, Dios, el Presidente?

Tú te debes Felicidad a ti misma.

Pero cuando nos fallamos a nosotros mismos somos los primeros que nos hacemos daño, negando ese Gran Deber que tiene todo ser humano a tratar de ser feliz. Éste es el proceso mental:

Me porto lo suficientemente bien como para que me pasen cosas buenas - Me ha pasado algo malo - No soy bueno - No merezco felicidad

Una falacia absoluta, porque estamos partiendo de una premisa errónea que es: por ser bueno (me esfuerzo, trabajo, me porto bien, pago mis impuestos, etc.) sólo, única y exclusivamente me deberían pasar cosas buenas.

Pero ya sabemos que la vida no funciona así. En el mundo hay bien y mal, y mientras antes aceptemos la adversidad, más pronto podremos superarla.

Así que deja de dirigir tu foco atencional a la Acción, lo que pasó y no puedes cambiar, y empieza a dirigirlo hacia tu Reacción, lo que vas a hacer aquí y ahora para conducirte hacia la felicidad.

Esa felicidad incompleta, inexacta e inestable, pero posible, muy posible, en un mundo injusto, pero lleno de posibilidades.


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