miércoles, 30 de diciembre de 2015

LO MEJOR DEL 2015 (II)

Seguimos haciendo un repaso de lo mejor publicado en el 2015 en la página de Facebook de Gabinete de Psicología Positiva. A punto de comenzar el 2016... ¡feliz Año Nuevo a todos!




Sin duda entre los mejores momentos del año se encuentra el Taller de Musicoterapia que hice con Maca Martínez, y del que salieron estas dos preciosidades musicales. ¡Inolvidable!




 



Artículo que publiqué en Psicocode sobre el duelo por ruptura sentimental y cómo superarlo: El Duelo Romántico. 



Así despedí yo el año 2014, con este fantástico Número Musical de José Mota y Ruth Lorenzo, inundado de positividad, la misma que os deseo para todo el año que viene, para toda la vida. ¡Un abrazo!

 

miércoles, 23 de diciembre de 2015

LO MEJOR DEL 2015 (I)

Como cada vez por estas fechas, en Gabinete de Psicología Positiva despidimos el año y le damos la bienvenida al nuevo, con una selección de lo mejor publicado en nuestra página de Facebook. ¡A disfrutar y a enriquecerse, que aunque no nos haya tocado el Gordo, hay cosas que valen mucho más que el dinero!




Charla TED: Un cerebro atento es un cerebro feliz.




Mindfulness en emociones: sintiendo el momento presente.  http://psicocode.com/psicologia/mindfulness-en-emociones/



  Compasión hacia las voces internas: 



 

miércoles, 16 de diciembre de 2015

10 PASOS PARA REFORZAR LA AUTOESTIMA

Desde pequeños nos enseñan a relacionarnos con los demás y con el entorno.

¿Y a relacionarnos con uno mismo?

¿Se nos enseña a conocernos, a valorarnos, a cuidar lo que nos decimos...?

¿Sabes quién es la persona con la que más hablas a lo largo del día? Exacto: tú.

Y llega un día en el que nos sorprendemos porque leemos un libro de autoayuda, o vamos al psicólogo, o acudimos a una conferencia, y: ¡anda, si me estoy tratando como el culo!

Claro: la autoestima depende mucho de la forma en la que te trates. Imagina a un niño al que sus padres ignoran, o humillan, o castigan continuamente. ¿Se sentirá valorado?

Hemos de aprender a darnos cada día el cariño que necesitaría cualquier niño para fortalecer su autoestima, ya que eso agrandará nuestra autoconfianza, imprescindible para afrontar los retos que nos pone la vida.

Si no te enseñaron a quererte, o aprendiste justo lo contrario, a malquererte, tranquilo: todo lo que se aprende se puede desaprender y sustituir por un nuevo aprendizaje.

Seguir estas PAUTAS te puede ayudar en ese ilusionante proyecto de quererte más y mejor a ti mismo:
  1. Conócete bien. ¿Qué te gusta y qué no, qué te da miedo, qué te motiva?
  2. Pon el foco de atención sobre lo mejor de ti. ¿Por qué martirizarse por los defectos cuando podemos fijarnos en nuestra virtudes y potenciarlas?
  3. No sea extremista. Ni todo es blanco ni todo es negro. Tus defectos, tus fracasos, que te sirvan para aprender y mejorar, no para hundirte.
  4.  Usa el diálogo interior para animarte, para motivarte, para darte cariño, en lugar de para culparte y castigarte.
  5. Haz una revisión autobiográfica positiva. Los logros de tu vida te dan una información muy valiosa de quién eres tú, de tu mejor versión.
  6. Proponte siempre nuevos proyectos que estimulen y desarrollen tu potencial. Trata que sean realistas y adaptados a tus capacidades.
  7. No te compares. Es el peor error en el que caemos las personas, porque tendemos a ver en el otro sólo lo que no tenemos.
  8.  No busques la aprobación de los demás, sino tu propia satisfacción personal.
  9. Acéptate. Tienes defectos como todo el mundo. Esfuérzate por cambiar lo que no te gusta de ti, pero no persigas la perfección.
  10. Usa tu autoestima como herramienta para reforzar tu autoconfianza en la búsqueda de nuevas metas personales.
Cada persona que inició un proyecto personal y terminó en éxito, que no te quepa la menor duda que puso mucho amor en ello. Que el primer y último proyecto de tu vida seas tú mismo.

El sábado 19 por la mañana daré el Taller de Autoestima: ¡Soy imperfecto y me alegro!. Si estás en Málaga espero verte allí. Tanto si sí como si no, te deseo que te des: mucho amor.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

EL ENCUENTRO CON UNO MISMO

Los que me seguís ya sabéis que pienso que la felicidad no es una meta, sino una búsqueda, una búsqueda que nunca termina pero no importa, porque precisamente la felicidad reside en la búsqueda, no en el fin.

Sin embargo, eso no quiere decir que no podamos orientar esa búsqueda hacia algún sitio.

Desde pequeñitos se nos enseñó que debíamos dirigir la búsqueda hacia fuera: pórtate bien y recibirás regalos. Saca buenas notas y tendrás un gran futuro. Trabaja, cásate y ten hijos, y la felicidad vendrá sola.

La felicidad raras veces viene, hay que buscarla con esfuerzo.
Pero... ¡qué paz y satisfacción nos deja ese esfuerzo!

Cuando el esfuerzo va dirigido a uno mismo: a lo que uno quiere, a lo que a uno le llena, a lo que a uno le hace ser mejor persona. 

¿Qué responderías a la siguiente pregunta: prefieres ser rico o ser buena persona? Y cuidado, no estoy diciendo que sea incompatible: recientemente se ha sabido que Mark Zuckerberg, dueño de Facebook, ha decidido donar el 99% de sus acciones. ¿Qué buscan las personas, ya sean ricas o pobres, con este tipo de actos solidarios? ¿Ayudar sin más, un sitio en el cielo, sentirse realizados...?

Pero... me estoy yendo por las ramas. ¿Respondiste ya a mi anterior pregunta? Piénsatelo bien, si eres rico puedes tener una casa grande, viajar por el mundo, comprar cualquier antojo... Ser buena persona no te garantiza tener todas esas cosas.

Todas esas cosas no te garantizan felicidad.

Abraham Maslow, padre de la Psicología Humanista, propuso una famosa formulación teórica conocida como la Pirámide de Maslow, según la cual existiría una jerarquía de necesidades que irían desde las fisiológicas (descanso, alimentación) y de seguridad (salud, propiedad privada), pasando por las de afiliación (amistad, afecto) y reconocimiento (respeto, éxito) hasta llegar a las de autorrealización.

Es decir: lo que más nos motiva, lo que más nos empuja y al mismo tiempo más nos atrae en el camino de la vida, en esa búsqueda de la felicidad de la que hablaba antes, es precisamente: encontrarnos con nosotros mismos.

Porque eso es la autorrealización: la búsqueda de nuestro mejor yo. Que en ningún caso será un yo perfecto. Pero sí es un yo en proceso de mejora constante. Un yo que aprende y se vuelve más sabio, un yo que cada vez sufre menos por las cosas poco importantes, un yo que descubre cuáles son sus fortalezas ocultas.

Y es que... Toda la vida enseñándonos a buscar afuera lo que resulta que guardamos dentro. 

martes, 1 de diciembre de 2015

¿ATRAPADO EN UN TRABAJO QUE NO TE GUSTA?

¿Te sientes identificado con la pregunta que da título a este post?

Este jueves 3 de Diciembre imparto un Taller de Motivación y Vocación para los alumnos del IES Cánovas del Castillo, de Málaga. En resumen, trataré de transmitir a la muchachada que para dedicarse a algo en la vida es imprescindible alcanzar primero un buen nivel de autoconocimiento: saber cuáles son tus intereses, motivaciones y habilidades.

¿Qué te da miedo? ¿Qué te motiva? ¿Qué te aburre? ¿Qué se te da bien? ¿Qué te divierte y/o qué te provoca satisfacción?

¿Nos hicimos estas preguntas a la hora de elegir nuestra profesión, o fuímos más bien empujados por nuestros padres e iguales, o por la tendencia del mercado laboral en ese momento? Si fuera sólo por esto último, todos seríamos banqueros. Afortunadamente, no es así.

Una vocación es algo que te gusta y que sientes que realizándolo
desarrollas tus mejores competencias.

Al llevar a cabo por tanto una actividad relacionada con una vocación, te sientes satisfecho contigo mismo por el simple hecho de llevar a cabo esa actividad. No necesitas ni dinero, ni vacaciones, aunque claro, si te reporta tanto lo uno como lo otro, mucho mejor, porque necesitamos el dinero (y también las vacaciones) para poder vivir.

Muy importante fijarse en que he escrito "una vocación" y no "la vocación". ¿Por qué obcecarse en hacer sólo una cosa? Yo sólo tengo 35 años y ya he hecho muchas cosas con las que me he ganado la vida (algunas me gustaban, otras os aseguro que para nada), y me gustaría seguir haciendo muchas cosas muy diferentes. Alguien que le guste escribir y que no tenga suerte con las editoriales, podría intentarlo como periodista, redactor, bloguero...

Existe una corriente extremadamente positivista (se ve mucho en Redes Sociales y vídeos de Youtube) que nos motivan a luchar por nuestros sueños y darlo todo por alcanzarlos. ¿Todo? Espera un momento... Me gustan mis sueños, pero también hay muchas cosas en mi vida que me gustan y a lo mejor no quiero sacrificarlas. Si no puedes alcanzar una estrella... amplia tu campo de visión: el cielo está lleno de ellas.

Y sin embargo en el otro lado están las personas que ni siquiera movieron un dedo por sus sueños porque simplemente no supieron cuáles eran. No se hicieron las preguntas adecuadas que les sirvieran de guía, se dejaron llevar por la marea, y hoy se sienten como en una isla desierta: solos, vacíos... mirando cada noche el firmamento, esperando que pase una estrella.

Y les dirán (y se dirán) que ya es demasiado tarde, que pasó el tren, el barco, el avión... Que olviden su sueño, que lo sustituyan por otro. ¿Acaso no es lo que acabo de decir antes, que es perjudicial obcecarse por un sueño? Pues no. Tú decides hasta cuándo y dónde. Hasta cuándo persistir, hasta dónde llegan tus límites y tu paciencia.

Puede ser malo darlo todo por un sueño cuando los costes son tremedamente excesivos en relación a los beneficios. Pero peor es generarse la convicción de que ya es demasiado tarde. Demasiado tarde para ser feliz es nunca.

Porque si te sientes realmente identificado con el título de mi post, es decir, si te sientes atrapado, puedes encontrar una salida. Simplemente hazte esta pregunta: ¿responde tu insatisfacción vital actual a una mala decisión que tomaste en el pasado? ¿Una decisión que fue mala porque sencillamente aún no te conocías lo suficiente?

Y ahora que te conoces mejor, ahora que dispones de mayor información, ¿me vas a decir que no te atreves a tomar una decisión diferente porque ha pasado demasiado tiempo? ¿Me vas a decir que vas a pasar de ser feliz porque simplemente un día tomaste una decisión y ahora tienes que apechugar con las consecuencias? Como si la vida no nos diera segundas y terceras y cuartas oportunidades...

Dicen que hay personas que tienen la suerte de trabajar en aquello que les gusta. Yo no creo que sea una suerte. Teniendo en cuenta que dedicamos alrededor de una tercera parte de nuestra vida al trabajo, ¡eso es un derecho!

Por otro lado, hay personas que hacen que su trabajo les guste. Gracias a su actitud, a su positividad, a su capacidad para ilusionarse... ¡Eso sí que es una suerte! Pero si no te gusta tu trabajo, si incluso lo aborreces, quizá necesites algo nuevo, algo diferente, un cambio. No siempre hace falta liarse la manta a la cabeza, algunas veces el cambio puede ser moderado y progresivo.

Si te sientes atrapado en tu trabajo, hazte las misma preguntas que yo les voy a hacer a los chavales: ¿Qué te da miedo? ¿Qué te motiva? ¿Qué te aburre? ¿Qué se te da bien? ¿Qué te divierte y/o qué te provoca satisfacción?

Pregúntate: ¿qué quiero ser de mayor? Me da igual la edad que tengas. Nunca es tarde para hacerse esa pregunta porque nunca, dejamos de crecer.    

miércoles, 25 de noviembre de 2015

LA FALACIA DEL AMOR

Hay estudios que demuestran que cuando nos enamoramos los procesos químicos que se producen en nuestro Sistema Nervioso no son muy distintos a los de una adicción a una sustancia.

Otros ponen fecha de caducidad al amor, y aseguran que dura como mucho unos años. Que primero hay pasión, que luego eso se apaga y se convierte en otra cosa, que a duras penas conseguimos que quede algo...

Ante informaciones de este tipo, y peor aún, ante los eventos que nosotros mismo experimentamos a lo lago de nuestra vida (desengaños, desamores, rupturas...), y la interpretación que hacemos sobre los mismos, no es difícil encontrar a gente que no crea en el amor y piense que éste es sólo una mentira, una ilusión, una falacia.

¿Existe realmente el amor?

Seguramente antes de contestar a ese interrogante, haya que preguntarse primero: ¿qué es el amor?

Y es que, de mi experiencia como psicólogo en el ámbito de la pareja, si algo me queda claro no es que el amor sea una falacia, pero sí que hay muchas falacias que distorsionan nuestra percepción sobre qué es el amor hasta transformarlo en una idea desfigurada que es la raíz de numerosos hábitos románticos tremendamente insanos y perjudiciales.

Porque el amor no es necesidad, el amor es voluntad.

El amor no es "para siempre", el amor es "cada día".

El amor no es sufrimiento, el amor es goce, plenitud, felicidad.

El amor no es sumisión, el amor es compartir.

El amor no pasa, el amor se construye.

El amor no es "por ti", el amor es "contigo". Y a veces, sin ti.

Porque en el amor no hay que creer. El amor se hace.

Si el amor te obliga a depender del otro, a no ser tú mismo, a "sufrir por amor"... Si el amor te da más penas que alegrías. Hazme caso, eso no es amor. Sal de esa mentira. Abandona esa falacia.

Porque el amor existe, y puedes encontrarlo... Si sabes exactamente qué buscar.

Este sábado 28 de Noviembre Pepe Cielo, productor musical y gerente de Cielo Moro me ha invitado al evento "Mesa para diez y uno más", en el que además de hacer senderismo y practicar meditación en un entorno idílico, tendré la oportunidad de hacer mi Taller "Desarmando a Cupido", Eliminación de Creencias Tóxicas sobre el Amor. Si tenéis la posibilidad no os lo perdáis, porque parece una experiencia prometedora. Abrazos y mucho amor.

lunes, 16 de noviembre de 2015

AFRONTAR LA TRAGEDIA

Los atentados de París han provocado una reacción manifiesta en las Redes Sociales y las comunidades.

Esto ha sembrado el debate: ¿por qué no reaccionamos de la misma manera ante las muertes en Siria o Líbano, contadas a centenares cada día? Como explica la psicóloga Iria Reguero en este artículo: este fenómeno no es intencional, no es que valoremos como menos grave la muerte de una persona de un país, raza o religión determinados, pero sí que tendemos a empatizar más con aquellas personas con rasgos similares a los nuestros, por un lado, y por otro el optimismo irreal nos lleva a pensar que la tragedia es más difícil que se cebe con los de "nuestro grupo" (occidentales, europeos). Por eso cuando la tragedia acontence, nos sorprende más, y tardamos más en asimilarla.

Sin embargo... Lo que ha pasado ha sido bueno. Me refiero a la reacción de la gente por supuesto, ya que ojalá nunca hubiera motivos para las muestras de solidaridad y unión que hemos visto estos días. Me entristece, y me irrita profundamente que no suceda igual cuando la tragedia golpea en otros lugares del mundo, pero no creo que se trate de castigar ahora a quienes envuelven su foto de perfil de Facebook con la bandera gala, sino de pedir que esa conducta fraternal se generalice a todos los conflictos, a  todas las víctimas, a todos los muertos... y cómo no, a los vivos.

Si hay un idioma universal, es el de las emociones. Y todas las personas en el mundo sufren cuando en sucesos tan terribles como los vividos estos días pierden a un familiar, a un amigo, a un vecino. Este post va dedicado a ellos y a informar de cuáles son las pautas de intervención que aplican los profesionales en tragedias de este tipo a supervivientes y familiares de las víctimas:

DURANTE EL SUCESO O JUSTO DESPUÉS.
  • Se busca tranquilizar a la persona. Usando técnicas sencillas de relajación, o recurriendo a fármacos, pero también haciéndole ver que su reacción es normal y transitoria y que no busque una explicación lógica de lo ocurrido (cómo explicar la barbarie), . 
  • Facilitar la catársis. Que la persona exprese y libere sus emociones, su llanto, su rabia... Es importante realizar una escucha empática, evitando los juicios de valor. Simplemente dejar que se desahogue.
  • El apoyo social. Fundamental. Si hay algo que alivie el tremendo dolor es el abrazo de alguien cercano. Es importante que la persona no se sienta sola, acompañándole en su proceso y prestándole atención, aunque al mismo tiempo hay que respetar su intimidad y silencio ya que no todo el mundo reacciona y afronta esta situaciones de la misma manera.
LOS DÍAS Y SEMANAS POSTERIORES. 

En esta fase se trata de ayudar a la persona a que se reincorpore a su vida normal lo antes posible (lo "antes posible" será muy diferente según los casos). Para ello:
  • Continuar con el apoyo social, pero siempre dándole espacio y tiempo.
  • Proponerle pequeñas metas o recuperación de rutinas que le ayuden a enfocarse en el presente.
  • Descansar. Después de situaciones de gran impacto emocional las personas necesitan más descanso de lo que suele ser común.
  • Enfrentarse lo antes posible a lugares y situaciones que recuerden lo que ha pasado (volver a la zona). Sirve para superar los efectos del estrés post traumático.
  • Solicitar ayuda psicológica. En la mayoría de los casos, cuando no resulta necesario, es muy, muy conveniente y aprovechable.
Hay una frase que dice: "Espera lo mejor, prepárate para lo peor". Nunca se está lo suficientemente preparado para una tragedia de estas características, pero somos más fuertes de lo que imaginamos, y aunque cuesta mucho dolor, las personas se sobreponen y rehacen sus vidas.

Y es que eso es algo que los terroristas, provengan del Mundo Islámico, de las multinacionales o de los gobiernos, nunca entenderán: el miedo nunca superará nuestras ganas de vivir.    

martes, 10 de noviembre de 2015

EL PODER DE LA SEDUCCIÓN

Qué bonito sería si en la escuela nos hubieran enseñado a SEDUCIR.

Me refiero a seducir en toda su extensión, claro, no sólo al sentido erótico del término. Que algún padre o madre ya estará pensando: "¡Sí, hombre, como si no tuvieran los chavales ya suficiente con Hombres, Mujeres y Viceversa!"

Seducir es atraer, cautivar. Seducir es comunicar. Seducir no es engañar. Seducir es convencerte de que me creas.

Lo que pasa es que el término se ha "prostituido" tanto que se confunde la seducción con el engaño. También... es que hay mucho mentiroso suelto. Pero la mentira es un problema ético, mientras que seducir no es malo o reprobable desde el punto de vista moral.

Pensemos en un político por ejemplo. Pensemos en un gran político. Uf... cuesta, lo sé. Pensemos en Obama. El presidente de EEUU es capaz de, gracias a un discurso cercano, generar confianza y admiración en su audiencia. Si gran parte del contenido de ese discurso es mentira el tiempo lo dirá, y entonces podremos acusarle de mentiroso y las urnas podrán castigarle. Pero lo que es innegable es que Obama seduce a la gente cuando habla.

Cuántas personas habrá, y que no son políticos precisamente, con ideas, proyectos, inquietudes, opiniones, sueños... capaces de mejorar el mundo en el que vivimos, y que finalmente se quedan en el limbo porque no encuentran recursos para defenderlas o enfrentarlas con otras.

Recursos como la comunicación, la empatía, la asertividad, la resolución de conflictos, la escucha activa, la capacidad de negociación y el sentido del humor.

Todas estos recursos interpersonales forman parte de las Habilidades Sociales: el conjunto de conocimientos, actitudes, aptitudes y conductas que facilitan las relaciones entre las personas.

Y eso no puede ser malo. Seas presidente de EEUU o vendedor de Jazztel. Bueno, quizá si eres esto último sí. Es broma.

Las Habilidades Sociales aumentan nuestro poder de seducción, no porque con ellas aprendamos a manipular o engatusar al otro, sino porque a través de ellas entiendo mejor al otro y me muestro ante él tal como soy yo, aparcando complejos y traumas, sin dar lugar a ambigüedades o malentendidos. Y es entonces cuando se produce el fenómeno de la atracción: porque el otro me ve, y al verme ME CREE.

El arte de seducir, del buen seducir, es ése, mostrar mi Yo Verdadero porque he perdido el miedo a que el otro no me acepte o no me quiera. Y en la superación de ese miedo, me encuentro conmigo mismo... Y contigo, si decides jugar al mismo juego de seducción.

Este sábado 14 de Noviembre impartiré un Taller de Habilidades Sociales en el que trabajaremos resistencias a ese encuentro, como la vergüenza o la ira, y facilitadores del mismo, como la empatía y la asertividad. Será además de pedagógico, muy divertido y dinámico.

Espero haberte seducido para que asistas... ¿Juegas a encontrarnos? 

lunes, 2 de noviembre de 2015

LA PARADOJA DE LA ACEPTACIÓN

En anteriores posts hablé de la necesidad de aprender a vivir con emociones incómodas. Porque forman parte de la vida. Y porque incluso de emociones desagradables y dolorosas como el miedo y la tristeza se saca algo bueno, ya que que cumplen una función: el miedo protege, la tristeza es integradora.

Sin embargo, cuando trato de transmitir este aprendizaje a mis pacientes, casi siempre encuentro (y así creo que le sucede a la mayoría de las personas) una enorme resistencia a la aceptación. Y pienso que es debido a que hemos llegado a creer que:
  • Aceptar es resignarse, rendirse.
  • Si le damos el control a la emoción, la emoción se instalará definitivamente. 
  • Como somos, en gran parte, esclavos de la dictadura de la felicidad, si no nos sentimos bien todo el tiempo, es algo terrible.
Estas 3 creencias que dominan el esquema mental social, son absolutas falacias. Por un lado, es imposible sentirse bien todo el rato: las emociones incómodas, la adversidad y el fracaso forman parte de la vida y tienen también su lado bueno.

Por otro, en la ciencia de la Psicología se ha demostrado que mientras más luchamos o tratamos de controlar nuestras emociones dolorosas, más intensas y largas se  vuelven éstas.

Ésa es la paradoja de la aceptación: cuando acepto no me rindo, VENZO.

Porque de la lucha y el control nacen este tipo de pensamientos: "No quiero sentir esto, no debería estar sintiendo esto, ¿por qué me siento así?, ¿cuándo voy a dejar de sentirme así?, si me siento así no voy a conseguir lo que quiero, soy estúpido, inútil y débil por sentirme así..."

La lucha y el control se vuelven contra nosotros. A la tristeza o al miedo se les unen una serie de críticas y juicios autodestructivos, además de otras emociones dolorosas como la culpa, la frustración o la desesperación.

Resultado: me siento peor por sentirme mal. Y mi tristeza o mi miedo se agrandan y alargan. Y entonces es cuando se transforman en depresión o ansiedad.

Necesitamos superar y anular esas críticas y juicios, y alcanzar entonces un estado contemplativo a través del cual observemos la emoción como lo que es: un evento interno que simplemente está sucediendo y del que se puede extraer una información relevante y positiva.

Esto se puede conseguir a través del mindfulness: la capacidad para prestar atención plena al momento presente, sin criticarnos ni juzgarnos. Y nuestro mundo interior, por supuesto, forma parte del momento presente. Por eso este sábado 7 de Noviembre hago un taller de meditación emocional: mindfulness + IE, para aprender a vivir con emociones incómodas.

Si estás en Málaga para la fecha espero verte allí. Y si no, recuerda: no se gana una batalla por pelear más, se gana cuando termina la pelea. Un abrazo.

miércoles, 28 de octubre de 2015

UNA BONITA INICIATIVA: EMOCIOMUSICAL


Hoy vengo a hablaros de una bonita iniciativa que hemos puesto en marcha Jesús Relinque, profesor de Inglés de la ESO en Málaga, Lourdes Jiménez, cantante, y un servidor: EMOCIOMUSICAL, un taller sobre emociones, música e interculturalidad y multinlingüismo, dirigido a alumnos de la ESO de distinta procedencia.

En el taller, tras una presentación bilingüe de Jesús, doy una charla a los chavales sobre Inteligencia Emocional y la música como herramienta gestora de emociones. A través de la música podemos provocar la catársis emocional, aliviar los niveles de estrés, motivarnos, inspirarnos o incluso insuflarnos de pasión para los momentos más románticos.

Tras la charla damos inicio al ejercicio principal del taller: Lourdes canta canciones en 5 idiomas diferentes (alemán, español, inglés, italiano y portugués) y le preguntamos a los chicos qué emoción han sentido con cada canción. Luego, les explicamos la historia de cada canción y traducimos parte de la letra para que contrasten lo que ellos han sentido y la emoción que trató de transmitir el autor de la canción.

El objetivo del taller es hacer que los chavales empiecen a hablar de sus sentimientos con naturalidad y que sean capaz de reconocer sus emociones.

El reconocimiento emocional (percibir y comprender las emociones) es una de las habilidades de la Inteligencia Emocional. Hoy día, aún se sigue menospreciando en nuestro sistema educativo la importancia que tiene la capacidad de reconocer, expresar y regular nuestras propias emociones y las de los demás.

El concepto de IE (Inteligencia Emocional) se hizo famoso en 1995 a partir de la publicación del libro del psicólogo Daniel Goleman, Inteligencia Emocional, que se convirtió en un best-seller. El éxito de este libro se debió a que Goleman descubrió que la IE puede ser tan buena predictora del éxito como el CI (Coeficiente Intelectual). Por eso empezó a tenerse muy en cuenta tanto en el ámbito educativo como en el laboral.

Sin embargo, 20 años después, en España todavía contamos con un sistema educativo basado casi única y exclusivamene en desarrollar y evaluar la Inteligencia Lógico-Matemática. ¿De qué nos sirve crear alumnos con un alto CI si luego se van a frustar ante un suspenso y no van a saber gestionarlo, de qué le sirve a un alumno hacer todos los deberes que le mandan para casa si luego no aprende a trabajar en equipo?

Las personas con una alta Inteligencia Emocional superan más rápidamente las adversidades porque saben regular sus emociones incómodas, se relacionan mejor con los demás porque puede de hablar con precisión de sus emociones y ponerse en el lugar del otro (empatía), y son capaces de motivarse con mayor facilidad.

Motivación, empatía, resiliencia... Son habilidades que nos conducen al éxito, en cualquier área de la vida.

De ahí la importancia de iniciativas como estás, para que los chavales empiecen a conectar con su mundo interior y a hablar de sentimientos, y descubran  además que hay dos lenguajes universales, más allá de las razas, las fronteras y los idiomas: la música y las emociones.

Por el momento, el lunes estuvimos en el IES Al Baytar de Benalmádena y el recibimiento de los estudiantes fue estupendo. Disfrutaron de la experiencia y, estoy seguro, también aprendieron mucho. Este jueves repetiremos en el IES Cánovas del Castillo, y dentro de dos semanas en IES Salvador Rueda. Esperemos que la iniciativa se difunda y podamos realizar esta actividad en muchos institutos más.

Os dejo con unas fotos del taller del lunes y una última reflexión:

La música no nos hace sentir a todos lo mismo...
Pero todos sentimos a través de la música.










Información añadida (30/10/2015):

Ayer repetimos la actividad en el IES Cánovas del Castillo y los chavales volvieron a responder con mucho entusiasmo. Compartimos sentimientos, momentos musicales, y hasta alguna lágrima. Fue muy... emocionante. ¡Repetiremos pronto y seguiremos con este Tour Emociomusical!

Os dejo con algunas fotos y vídeos del evento de ayer:







martes, 20 de octubre de 2015

LA SENSACIÓN DE NO HABER ESTADO ALLÍ

Hoy parece que si no publicas una foto, un vídeo o como mínimo un comentario, no lo has hecho, no has estado allí.

Dejando claro que cada cual es libre de testimoniar su vida de la manera que quiera, con la frecuencia que desee y usando el medio que escoja, este tipo de conductas de autoexposición sí que pueden tener una serie de implicaciones psicológicas que merece la pena revisar:

  • Perderse el momento. Por estar tan pendientes de grabarlo para la posteridad, dejamos de prestarle atención a lo verdaderamente importante: vivir y disfrutar el presente.
  • Fomenta la comparación. Y los psicólogos estamos hartos de decir (porque es verdad) que estar continuamente comparándose es malo, muy malo para la salud mental. Porque tendemos a ver en el otro nuestras propias carencias, y de ahí derivan problemas de autoestima y creencias irracionales que dañan nuestro bienestar emocional.
  • Puede provocar adicción. En realidad, cualquier conducta que provoque una recompensa química en el cerebro (que nos haga sentir bien) puede volverse adictiva. La patología aparece cuando esa conducta genera una fuerte dependencia psicológica  o no nos deja disfrutar de otras actividades o interfiere en asuntos importantes de nuestra vida cotidiana.
  • Crea dependencia sobre la opinión de los demás. ¿Qué pasa si mi foto no recibe ningún "Me Gusta" o no lo retuitea nadie? ¿Deslegitima mi experiencia? ¿Lo que he hecho no ha estado bien, no debería hacerlo más, no le importa a nadie, no importo yo, no gusto...? Al final tu mente puede convertir en una tragedia lo que es una simple y llana realidad: hay mucha gente para la que no existes.
  • Y, sobre todo: genera una falsa sensación de vacío. La sensación, precisamente, de que no existes, de que no lo has hecho, de que no has estado allí, si no lo publicas o si no te lo valoran. 
¿Y dónde queda entonces la motivación al logro: querer hacer algo sólo por el simple hecho de hacerlo, de la satisfacción personal que nos provoca hacerlo? ¿Y la autorrealización: querer ser mejor persona, no mejor que los demás, sino alcanzar un mejor yo? Tanto motivación al logro como autorrealización se relacionan con altos niveles de bienestar.

E insisto, no pretendo aleccionar ni censurar a nadie. Yo mismo me expongo con frecuencia en las Redes Sociales, no te sientas aludido tú si lo haces. Pero si sientes la presión o la necesidad de publicarte la próxima vez que estés en un escenario ilídico, que te montes una juerga de escándalo o que te salga un plato delicioso (sobre todo esto último por favor, que entra mucha hambre) prueba a no promulgarlo. Sólo por probar.

Exímete de esa necesidad, de esa presión, disfruta del momento presente con plenitud, y quizá entonces esa fastidiosa sensación de no haber estado estado allí se transforme en otra bien distinta.

En una sensación de libertad.

lunes, 12 de octubre de 2015

LIBERARSE DEL AUTOBOICOT

Tu peor enemigo puedes ser tú mismo.

A veces porque no nos queremos lo suficiente o llegamos hasta a odiarnos. Hay que trabajar aquí aspectos tan importantes como la autoestima y la autocompasión.

Otras porque incluso deseando lo mejor para nosotros, nos ponemos trampas sin ser conscientes de ello. Hay que trabajar aquí aspectos cognitivos: el cómo interpretamos, valoramos y aprovechamos los sucesos que nos pasan.

Imagine por ejemplo un hombre que sufre un gatillazo (episodio aislado de disfunción eréctil). Es un suceso bastante normal en la población masculina activa sexualmente. Pero si este hombre lo interpreta como un fracaso, lo valora como algo horrible, y se obsesiona por ello, está multiplicando por 1000 las probabilidades de que le vuelva a suceder.

¿Por qué? Muy simple: porque la próxima vez que haga el amor estará más pendiente de si la cosa funciona que de disfrutar, y... ¡para que la cosa funcione tenemos que estar pendientes de disfrutar!

Pues así con todo. En serio, con todo. No sólo nos ocurren gatillazos en la cama: también a la hora de enfrentarnos a un examen, de hacer un trabajo, de practicar un deporte, de hablar en público, de cantar, de bailar, de ligar... Nuestro rendimiento decrece si estamos más pendientes de él que de la tarea en sí.

Nos autoboicoteamos por un exceso de autovigilancia.

Y nos autovigilamos porque:
  1. No conocemos nuestros recursos personales y no confiamos por tanto en nuestras posibilidades.
  2. Nos exigimos demasiado.
  3. Sobrevaloramos el fracaso.
  4. Sobrevaloramos la opinión de los demás.
Conociendo esto, las soluciones son obvias: conócete, cree en ti, y date cuenta de que nadie es perfecto, de que no se puede gustar a todo el mundo y de que cada fracaso es una oportunidad para crecer.

Pero no son las únicas y quiero destacar la importancia de las dos siguientes:
  1. La Atención Plena. Nuestra capacidad para prestar atención al aquí y ahora y no reaccionar ante todos esos pensamientos negativos que a veces pululan por nuestra cabeza reforzando la idea de que tengo que mantener esa autovigilancia.
  2. Déjate llevar. Y cuantas veces habré escuchado: "¡Lo intento, pero no consigo dejarme llevar!" ¿Cómo lo hacemos? Muy fácil: liberándote de las expectativas. Lo que se supone que debo hacer, o lograr o lo que los demás esperan de mí  conlleva una pesada carga que nos impide... dejarnos llevar.
¿Y si no lo hago, y si no lo consigo, y si decepciono a los demás? ¿Será TAN malo? ¿Lo necesito para ser feliz?

Sólo hay una cosa imprescindible para ser feliz: querer ser feliz.

Y sólo hay una cosa que necesitas para querer ser feliz:     ser     tu     mejor     amigo.

Abrazos.

lunes, 5 de octubre de 2015

CÓMO HACER QUE LAS HORAS SE NOS PASEN VOLANDO

El flujo es un concepto creado por Mihály Csíkszentmihályi, destacado docente de psicología en universidades norteamericanas y al que Martin Seligman se refiere como el más importante investigador del mundo en Psicología Positiva.

Recordemos que la Psicología Positiva se diferencia de la Psicología tradicional, que siempre ha puesto la atención sobre el malestar emocional y la enfermedad, en que aquélla trata de buscar y descubrir qué nos hace felices a las personas.

Pues precisamente el flujo se puede denominar como uno de los mayores estados de felicidad posibles. Cuando uno está inmerso en el flujo, la sensación de felicidad no es absoluta, porque la felicidad así entendida no existe... pero se le acerca.

¿Queréis fluir? Seguid leyendo:

¿En qué consiste y cómo se llega al estado de flujo?

La característica principal del estado de flujo es la que da título a este post: tienes la sensación de que el tiempo se pasa volando. Porque precisamente el flujo consiste en sumergirte tanto en una actividad que, no sólo pierdes la noción del tiempo, también del exterior y de ti mismo. Pero no puede ser una actividad cualquiera, tiene que cumplir tres requisitos:
  1. Que requiera atención y concentración por mi parte, sino difícilmente podré sumergirme en ella.
  2. Que no sea muy difícil porque entonces me frustaré, ni muy fácil porque me aburriré, y el resultado será que abandonaré la tarea.
  3. Y, por supuesto, que me guste.
Cuando encontramos una actividad que reune estos requisitos, ponemos tanta atención plena en el aquí y ahora, que nos olvidamos de todos esos recuerdos y preocupaciones que nos amargan la existencia. Por eso el estado de flujo se identifica tanto con la felicidad, porque:

El único sitio y momento en el que podemos ser felices,
es en el presente.

Actividades que nos pueden suponer flujo: el trabajo, para quien tenga la suerte de tener un trabajo que le guste, el deporte, los videojuegos, el sexo, los juegos mentales, el baile, la lectura, el cine...

¡Hay tantas, y para todos los gustos! Conoce cuáles son las tuyas, o investiga, explora, experimenta... para descubrir nuevas actividades que te hagan fluir.

Pero quería terminar este post haciendo una reflexión sobre el asunto del flujo. Y es que creo haber encontrado una actividad que nos transporta fácilmente a ese estado de plenitud en el aquí y ahora: la actividad de crear.

Cuando uno crea, es decir, cuando uno escribe, o compone, o dibuja, o diseña, o cocina... se deja llevar por su imaginación, no para inventar escenarios que no se han producido y que nos provocan malestar, como suele suceder en los trastornos de ansiedad y depresión ("¿me dejará, suspenderé, me gritará el jefe?") sino para valernos de esa capacidad, la imaginación, para resolver una incógnita estimulante: ¿qué sabores mezclo, qué color le voy a poner, cómo empieza mi novela...?

Así, mi reflexión, de la que te quiero hacer partícipe, sería:
¿es la imaginación el mejor aliado del flujo?

Abro el debate y termino el post recordándote que, muy al hilo de todo esto, este sábado 10 del 10 hago un taller sobre, precisamente, Escritura-Terapia. Esperamos crear mucho, y fluir más todavía. Abrazos.





martes, 29 de septiembre de 2015

EL MEJOR TIPO DE RELACIÓN SENTIMENTAL

Las personas somos lo que aprendemos...

Y cuando más aprendemos, porque nuestro cerebro es como una esponja que lo absorbe todo, es en la infancia. Por eso hoy sabemos que los primeros años de aprendizaje son determinantes en la formación de la personalidad de los individuos.

Durante esos años, o por precisar más, cuando somos bebés, aparece lo que se conoce como el apego: los vínculos de afecto, cariño y seguridad que el niño establece con los adultos que le rodean. Según se hayan forjado esos vínculos, es muy probable que el individuo desarrolle un estilo de apego en su vida adulta que afectará, sobre todo, a aquellos vínculos más íntimos, como por ejemplo, el de la pareja.
Así, se han encontrado que existen tres tipos de apego en las relaciones de pareja:
  • El apego ansioso. O como yo lo llamo: "el koala". Esas personas que siempre sienten la necesidad de estar con la pareja y no saben convivir con su soledad. Caen fácilmente en rutinas obsesivas y comportamientos de celotipia.
  • El apego distante. El otro extremo: "el lobo solitario". Necesitan constantemente espacio para sí mismos y se sienten invadidos en cuanto alguien entra en él. La exigencia excesiva y la frialdad en sus emociones son mecanismos de defensa que usan para defender ese espacio.
  • El apego seguro. También llamado apego adulto o maduro. Es el punto intermedio entre los otros dos. Se respeta el espacio exclusivo de cada miembro de la pareja al mismo tiempo que se construye y fortalece un espacio compartido.
... pero nunca dejamos de aprender, por eso las personas no somos, nos transformamos.

El apego seguro se ha demostrado como el más sano y el que mejor bienestar reporta. Los cimientos de este tipo de relaciones son la buena comunicación, la confianza mutua y la ausencia de egos, valores que los psicólogos que trabajamos con parejas defendemos a ultranza. No por capricho o ideología, sino porque simplemente sabemos que es lo que funciona.

Está bien que uno se dé cuenta de que ha adquirido determinados patrones de pensamiento y/o conducta por malas experiencias de aprendizaje, pero eso no puede servirnos de excusa para el repetidísimo (sobre todo en terapia de parejas) "yo es que soy así".

Es importante detectar hoy aquello que no funciona, que nos genera problemas o malestar, y sustituirlo o transformarlo por lo que funciona.

El motor del amor no puede ser el miedo. Miedo a que me deje, a que me lo roben, a que me conozca demasiado o miedo a que me haga daño. El motor del amor es y deber ser, sólo amor.

jueves, 24 de septiembre de 2015

UN TRUCO PARA DESCONECTAR

Hoy día vivimos en la vorágine de la celeridad.

Y es que no sin razón, un antiguo paciente me decía: "No falta tiempo, sobran las prisas".

Cada día nos proponemos hacer montones de tareas: trabajo, curso online, clase de inglés, deberes de los niños, súper, lavadora, gimnasio, el perro... Y conseguir que nos dé tiempo a todo convierte cada día en un desafío de proporciones gigantescas. Sin embargo, se puede, y sin perder la cabeza en el intento.

Pero no en pocas ocasiones el problema radica en la cantidad de tareas que hacemos a lo largo del día, sino en que después de finalizada una tarea e iniciada ya la siguiente, somos incapaces de desconectar de la anterior. Y no nos concentramos en las explicaciones del profesor de inglés u olvidamos por despite recoger la caquita de nuestra mascota. 

Nuestra mente se encuentra literalmente secuestrada, bien porque nuestro cerebro ha pasado demasiado tiempo fijando sus capacidades en una tarea específica y ahora le cuesta adaptarse a otra distinta, bien porque no cesamos de tener rumiaciones del tipo "vaya tonterías me ha tocado soportar hoy de mi jefe" o "¡glups!, se me olvidó poner la lavadora,tú verás cuando se lo diga a mi mujer..." 

Sin embargo el problema mayor no son los despistes que pueden ocasionarnos esas rumiaciones o la falta de atención, sino el perdernos momentos verdaderamente valiosos y que son los que dan un significado especial a nuestras vida: una conversación con los amigos, un encuentro romántico con nuestra pareja o la última ocurrencia de nuestro hijo. Parece como si pasáramos por esos eventos con el piloto automático, y eso nos impide disfrutar como se merecen esas pequeñas píldoras de felicidad.

El Mindfulness o Atención Plena es la capacidad de la mente que nos sirve para, precisamente, prestar atención al único tiempo y lugar en los que el ser humano puede ser feliz: el aquí y ahora. Como capacidad que es, se puede desarrollar y entrenar (en esta mismo blog puede consultar los talleres que hago, y espero hacer uno de Mindfulness antes de que acabe el 2015). 

Pero hoy quería hablarte de una estrategia que requiere menos tiempo y que puede ser también muy útil para desconectar y concentrarnos en una nueva tarea, por ejemplo cuando terminamos la jornada de trabajo (cuántos se sentirán identificados con este ejemplo, ¿verdad?).

El truco es muy sencillo. No lo hagas todo seguido. Para, haz una pausa entre tarea y tarea. Pero una pausa de verdad, no una pausa para mirar el móvil, o conducir y meterte en un atasco, o cambiarte de ropa para ir al gimnasio. No, tu cerebro te está pidiendo a gritos que durante un momento lo pongas en stand by. Hazlo o... ¡se sobrecalentará!

¿Y qué hago en esa pausa? Nada. Absolutamente nada, o lo más mínimo. Asomarte por la ventana y ver la gente pasar, tirarte a la cama y fijar la vista en el techo, tomarte un té con todo apagado y en silencio. ¿Cuánto tiempo? El necesario: 10 minutos, 5 ó sólo 1. De hecho, este famoso vídeo que te presento a continuación, te explica cómo meditar en tan sólo en 1 minuto. Una actividad también muy recomendable en la que invertir esa pausa.


Y es que recuerda: no hay falta de tiempo, sólo gente con prisa. Parar el motor es lo que mejor funciona para después volver a ponernos al volante de nuestro propio vehículo interior. Abrazos.