jueves, 23 de enero de 2014

¿EL DINERO DA LA FELICIDAD?

Esta semana, gracias al informe de Intermón Oxfam (puedes ver un artículo resumen, aquí) conocíamos estos datos: 85 personas poseen la misma riqueza que más de tres mil millones y medio, la mitad más pobre de la población mundial, y 20 españoles obtienen los mismos ingresos que el 20% de la población más pobre de España.

Aterrador.

He pensado que era el mejor momento pues, para escribir este post, y arrojar un poco de luz entre tantas tinieblas.

Te plantearé, para empezar, una vieja pregunta: ¿el dinero da la felicidad?

Y ahora, te expondré unos datos que quizá te sean nuevos:

  • Se ha demostrado que el dinero aporta felicidad cuando no se tiene y sirve para cubrir las necesidades básicas. A partir de que esas necesidades están cubiertas, tener más dinero, no incrementa la felicidad.
  • Tener mucho dinero puede ser incluso causa de infelicidad, porque se amplia tanto el rango de alternativas a elegir que eso provoca indecisión, incertidumbre, ansiedad...
  • Ser pobre no provoca tanta infelicidad como el hecho de serlo en una sociedad en la que otros son ricos. Es decir, es la desigualdad y la percepción de injusticia social lo que provoca más infelicidad.
Pues con los datos del principio... bien avenidos estamos.

Como ente grupal, como sociedad, nos queda mucho trabajo por hacer para corregir este terrible desequilibrio y construir un mundo más justo e igualitario. 

Pero desde nuestro espacio personal, desde nuestra individualidad, también podemos hacer mucho. Por cambiar el mundo: Joan Melé, subdirector del banco ético Triodos Bank, no en vano dice que cambiando uno mismo, cambiará su entorno. Pero también tenemos mucho trabajo que hacer para gestionar nuestro bienestar personal sin tener que depender tanto del dinero. Y para ello es importantísimo tener clara una idea:




¿Y cómo disfruta uno de la vida? En primer lugar, te invito a hacer un ejercicio de autoanálisis y que definas cuáles son las cosas que más te gusta hacer. Y que te propongas seriamente dedicarle más tiempo a esas cosas.

Y en segundo lugar: no es que nuestra felicidad no aumente acumulando riqueza, es que somos más felices cuando damos. No tiene que ser dinero, por supuesto, estoy hablando de dos virtudes humanas que nos completan, que nos llevan a la autorrealización y por ende, nos hacen más felices: la AYUDA y la GRATITUD.

Cuando hacemos una donación, luchamos contra una injusticia, hacemos un favor a alguien, o mostramos nuestro agradecimiento, establecemos canales de felicidad recíprocos

Vivimos en un mundo en el que muchos no son felices porque no tienen dinero, y otros tampoco lo son porque tienen demasiado. Quizá esto nos dé una pista de que una posible fórmula de la felicidad, esa cosa que nunca acabamos de alcanzar del todo pero que siempre debemos insistir en buscarla, sea: - TENER + HACER + SER.


 

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